24 nov 2008

Las Longhouses

En la mañana siguiente, Cris, Timm y yo partimos camino de Kapit en el interior de la provincia de Sarawak. El ferry, que parte de Kuching nos llevó en un primer tramo a través del Mar de China del Sur hasta la estuario del Batan Rejang, el principal río de la provincia y vía fluvial que sube hasta Kapit, nuestro siguiente destino. La navegación por el río es realmente interesante: enseguida se comienzan a ver las primeras longhouses que son curiosas viviendas adosadas en las que vive todo el pueblo (algunas de ellas de hasta 60 y 80 familias) con un porche interior y común a todas las casas donde se desarrolla la mayor parte de la vida de la comunidad.
Aparte de algunos delfines que nadan por el camino, también se puede ver uno de los dramas ecológicos de Borneo: cientos y cientos de almacenes de madera, la inmensos troncos apilados en las orillas del río y el trasiego de barcos transportando la madera hacia los aserraderos en la parte baja del río. Viendo el ritmo de corta y de saca de la madera te das cuenta que a estas selvas, al menos fuera de los parques nacionales, no le queda mucho periodo de vida. Esto también produce la perdida del hábitat para especies como los orangutanes o los proboscidos que acaban casi siempre confinados en estado semisalvaje en centros de recuperación.
En el hostal de Kapit nos encontraríamos luego con uno de los inspectores que comprueban que las compañías madereras no extraen árboles por debajo del diámetro mínimo de 60 cm, pero él nos dijo con toda claridad que cuando alguien cortaba troncos por debajo de ese grosor simplemente "miraba hacia otro lado".
Después de un breve paso por Sibu donde hicimos una parada para comer y un transbordo para continuar río arriba hacia Kapit, seguimos ampliando nuestro grupo con Jeff, un inglés de Liverpool y con Elisa y Simona, dos chicas italianas que compartían planes con nosotros. Así los 6 alcanzamos Kapit ya de noche, solo con suficiente tiempo para buscar habitación y tomar algo para la cena.
En Kapit pudimos arreglar nuestra estancia en una longhouse al día siguiente. Fuimos un poco a lo más sencillo: em
pezar a preguntar por la plaza del pueblo a los conductores de furgonetas para que nos llevaran a una de ellas. Acordamos el precio con uno de ellos y los seis salimos sobre las 12 de la mañana hacia allá. El conductor no hacia más que suspirar y decir muy lejos, muy lejos. Eso ya sabíamos lo que significa: nos tocaría negociar el precio de nuevo ya que de allí no hay otros tipo de transportes para volver hasta el pueblo.
Aunque la longhouse en la que estuvimos es una de ésas en las que están bastante acostumbrados a recibir turistas, sigue siendo toda una experiencia venir y ver como es la vida aquí. La longhouse tiene 50 años y está construida totalmente de madera. En la nuestra convivían 24 familias y las tribus que suelen estar por esta zona son los Iban, con su propio lenguaje, bastante distinto a el malayo. Son cristianos y en todas las puertas de las casas hay cruces que denotan esta condición. En el interior cada uno desarrolla un papel: los ancianos están realizando esterillas de sombreros de caña; algunos otros reparan las redes de pesca o fabrican cuchillos. Las mujeres se dedican más a las tareas domesticas y los más jóvenes salen de caza con la escopeta mientras que los niños corretean por el porche o juegan en el río. Casi todos los integrantes de la tribu tienen amplios tatuajes realizados con bambú.

También la modernidad ha llegado hasta aquí: Luci, una de las chicas hablaba algunas palabras en español y yo le pregunte que donde lo había aprendido y me dijo con una sonrisa ¡de las telenovelas!
Después de una opulenta cena y de dormir bajo un diluvio que parecía el de Noé nos volvimos por la mañana a Kapit donde nos despedimos de Jeff mientras que los 5 restantes seguiríamos camino hasta otros destinos

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Gus: Hoy me levanté temprano, estaba un poco desvelada, y me acerqué a tu blog para ver si tenias alguna nueva entra y me encontré con la sorpresa de que ya estás en Malasia. Cada vez estás más lejos. Menos mal que cuando miro lo que llevas de viaje veo que ya estás en la cuenta atrás, aunque al quedar menos tiempo parece que se hace más largo.
He estado mirando las fotos y te veo bien, bastante mas delgado, eso será de las caminatas que te das. Vas volver en forma. Espero que con las pilas cargadas para que no se te haga muy difícil la rutina diaria.Anoche estuve hablando con Patri y me contó que no te va a poder acompañar para Navidad. Nosotros te echaremos mucho de menos, pues será la primera que no la pasaremos juntos. Con el corazón te tendremos muy cerca.Los que si van a venir son Grego y familia.
Dailos ya llegó anoche a Madrid y el domingo le tendremos por aquí.
La familia está bien ,los niños de Pili en su cole y con el tenis, cada vez lo hacen mejor y no paran de competir. También Oli le da a la raqueta y no veas con el jeito que lo hace.
Por cierto el sábado me fui de senderismo y me hice la caminata de Tamadaba a Agaete, aún tengo agujetas, pero valió la pena.
Bueno Gus, aunque sea reiterativa, cúidate mucho, para que vuelvas sano y salvo.
Muchos besos de toda la familia, que aunque no te escriban están pendientes de ti y siempre me preguntan como va tu viaje.
Como sabes siempre te tengo en mi pensamiento y te mando todo mi cariño.
La Gomera.

asun dijo...

Hola Gus,

que alegría saber que andas bien, leer tu blog es tremendo, me encanta, fijate que se me ha quitado el mal rollo que tenía,
gracias por la ilustración.

un besote muy grande para ti y sigue cuidandote mucho.

asun.