5 dic 2008

El monte Kinabalu y despedida de Malasia

Timm y yo volvimos 20 kilómetros atrás para encontrarnos con Cristina, Elisa y Simona en el Parque Nacional de Kinabalu. La zona está dominada por la montaña Kinabalu, la más alta del Sudeste de Asia (sin contar Papua). Lo que se hace habitualmente es subir en dos tramos: dormir en el albergue que está a mitad de camino y subir a ver el amanecer desde la cumbre. Cuando llegamos y nos encontramos con ellas, ya habían preguntado y bueno, el albergue estaba reservado hasta una semana después, así que la única opción que había era subir el monte en un solo día. Claro que aquí nos tropezamos con las reglas del Parque Nacional que aparte de obligarte a llevar un guía (que realmente no se necesita), limitan los grupos para subir en un solo día a 4 personas... y claro, nosotros eramos 5. Eso sin contar que primero teníamos que pasar un divertido “reconocimiento visual” por parte del guarda mayor con la finalidad de ver si le parecías apto para subir la montaña en un solo tramo. Al final, después de pasar con éxito la prueba, Timm y yo decidimos subir al día siguiente para lo cual deberíamos empezar a caminar desde las 6 y media de la mañana. La principal dificultad de subir sin parar es que el camino lleva desde los 1.800 metros hasta los 4.059 de la cima con lo que hay un ligero riesgo de sufrir mal de altura. Tambié se imaginarán que el camino es bastante empinado aunque, como siempre en Malasia, utilizan las típicas ayudas en forma de escaleras de madera o cuerdas en los tramos más empinados. El primer tramo hasta el albergue (3.272 m.) transcurre entre la selva y a nosotros, a buen ritmo, nos llevó aproximadamente 3 horas. Cerca de los 3000 metros la vegetación ya se hace mucho más baja. Desde aquí ya empezó a aparecer la niebla por lo que solo a ratos nos dejaba ver la cima. En el último tramo ya desaparece casi totalmente la vegetación y solo hay enormes planchas de granito sobre las que caminar. Llegamos sobre las 12 a la cima con suficiente tiempo incluso para echarnos una siestita en la cumbre. El paisaje es muy espectacular, de vez en cuando se abre una ventana entre la niebla que te deja atisbar al fondo del valle; sin embargo, a los 2 minutos aparece de nuevo la niebla a una velocidad enorme y lo cubre todo. La vuelta al final se nos hizo un poco larga, otras 4 horas bajando hasta llegar al punto de partida. Después de 10 horas caminando (incluyendo algún descanso en el albergue) alcanzamos el punto de partida. Cual fue mi sorpresa que esperando el transporte para volver, me puse a leer un cartel y veo que un español, un tal Agusti Roca, subió y bajo la montaña en 2 horas y 39 minutos.... me quito el sombrero. Por cierto, las mujeres más rápidas también eran españolas.
Después de descansar un rato por la tarde y como las chicas no pudieron subir porque al día siguiente estaba lloviendo, seguimos camino hacia Sandakan, mi último destino en Malasia antes de volver a coger el avión desde Kota Kinabalu hasta Jakarta, la capital de Indonesia.
Aquí de nuevo volvimos a ir a un centro de recuperación de orangutanes, concretamente al de Sepilok. Tras perdernos el horario de mañana por una mala combinación de autobuses (y un mal cálculo de tiempos) y esperar durante un buen rato en el centro , fuimos por la tarde. Si cabe me dio aun más pena aun verlos aquí, como si fueran los actores de un teatro paseando entre los turistas. El guarda del centro me dijo que aun quedan unos 10.000 orangutanes en libertad por Borneo, cifra que me pareció un poco alta viendo el nivel de destrucción de su hábitat.
Me despedí con muchisima pena (y con una pequeña fiesta de despedida...) de todos mis compañeros de viaje y con los que me lo pase muy bien durante ese tiempo. Timm, Elisa y Simona compartieron 2 semanas de viaje y sobre todo de Cristina que ira primero a Filipinas y con la que he viajado durante dos meses por Bangladesh, Tailandia y Malasia.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola!!!!!
No creas que nos hemos olvidado de ti pero ya sabes como es el fin de año en Gesplan.
Me han encantado las fotos del Monte Kinabalu. Es un lugar precioso.
Un beso muy grande de Cristina e Iván (Iván ya empieza a preguntarse quién es ese tal Gus a quien mami le manda besos de mi parte)